domingo, 7 de junio de 2009

EL VIAJE

El subte cerró sus puertas, mi imaginación empezó a volar. En lugar de los carteles publicitarios, mis ojos veían tucanes, loros, colibríes, pavas de monte e innumerables insectos; avispas y mariposas multicolores. Ya no recorría el trayecto de casa a la escuela en la línea “A” del subterráneo sino que atravesaba una inmensa selva llena de ruidos y olores.
Estaba ensimismado en mis pensamientos cuando sentí que alguien me tocaba y me decía: “¡Lo que te perdiste! ¡No te imaginas qué divertido fue!”. Mi mirada, como mirada de loo buscaba los ojos de aquel que me hablaba. Era Pedro, mi compañero de banco, que precipitadamente me contaba lo que había sucedido el día anterior, pues yo había faltado. “ ¡Fue muy divertido! te cuento?” – y comenzó a hacerlo… ¿Y ahora qué hago?, pensé. ¿Y mi viaje imaginario de todos los días? ¿Dónde quedaría el magnífico safari que pensaba emprender un poco más adelante, luego de plaza Miserere?
Escuché que Pedro continuaba: “ Le preguntó si estaba avergonzado y …” Yo no podía interrumpir mi sueño y le expliqué: “Desde aquí no se ve muy bien, las ramas lo cubren todo.”.. Él me miró extrañado, casi diría con piedad, y se fue. Me quedé solo con mi selva, mis colores y aromas; me quedé solo.. ¿Será el destino?

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